La ola de calor y el aire acondicionado

Las altas temperaturas y el aumento de ventas de aparatos de aire acondicionado son la marca de este verano, a continuación os dejamos con algunos datos importantes sobre la ola de calor, el aumento de las ventas y consejos para el uso de aire acondicionado.

La pobreza energética no sabe de estaciones. Las continuas olas de calor que se están registrando en las últimas semanas en España han motivado la aparición de esta problemática, más propia del invierno, en la que nuevamente se refleja la incapacidad que tiene una vivienda de asumir el pago de las facturas de la energía doméstica para cubrir las necesidades básicas. Ante esta situación, surge el debate: ¿el aire acondicionado es un lujo o una necesidad básica?

“No hay que olvidar”, señalan desde la Asociación de Ciencias Ambientales (Aca), “que en el cómputo de gastos de energía doméstica se contemplan todos aquellos que permiten satisfacer las necesidades de climatización, entre ellos, los correspondientes a la refrigeración”.

La larga ola de calor ha hecho que aumente la situación de falta de confort térmico

Las elevadas temperaturas por las que atraviesa España han provocado que un mayor número de personas se encuentren en una situación de falta de confort térmico, de forma que su demanda energética estival se incremente y realice un mayor uso – y también gasto- de aparatos de refrigeración o de ventilación.

Estos sistemas influyen, sobre todo, en el consumo de energía eléctrica, ya que estos equipos funcionan en la mayor parte de casos con electricidad, y existen vulnerabilidades específicas relacionadas con el consumo de electricidad para calefacción/climatización por ser el tipo de energía doméstica más cara.

En consecuencia, el que ya se ha postulado como el inicio del verano más caluroso de los últimos 40 años, está haciendo disparar el consumo eléctrico, tal como se desprende de los datos facilitados por Red Eléctrica de España (el pasado 7 de julio la demanda eléctrica llegó a los 40.105 MW, la mayor cifra de los últimos cuatro años en verano).

Aunque, según la Aca, es pronto para medir los efectos que sobre la salud está teniendo este “brote” de pobreza energética en verano, las altas temperaturas ya han colocado a uno de cada seis hogares en situación de vulnerabilidad energética.

“Estamos comprobando como las familias ya están empezando a tomar decisiones y elegir entre utilizar los aparatos de aire acondicionado durante un número limitado de horas al día o prescindir de su uso para evitar incrementos en las facturas”, destaca José Luis López, de la Aca.

El coste de la electricidad va seguir siendo un elemento determinante en la pobreza energética

López pone sobre aviso: “Como evidencian los cambios recientes en la regulación del mercado eléctrico(cambio a un sistema de tarificación horario e impuestos a la autoproducción renovable), el precio de la electricidad va seguir siendo un elemento determinante en los niveles de pobreza energética en España a corto y medio plazo”.

Ahora bien, ¿puede considerarse la climatización de la vivienda en verano como una necesidad básica? “La cuestión es que, en función del lugar y del momento en que nos encontremos, estas percepciones van cambiando”, explica el investigador Sergio Tirado, autor de una tesis sobre pobreza energética y miembro fundador de la Aca.

Tirado lo tiene claro: “A raíz de la canícula del verano del 2003, el año más caluroso en Europa desde el año 1500, que provocó entre 22.000 y 70.000 muertes prematuras en toda Europa, ciertas cosas han cambiado. Por ejemplo, las farmacias francesas cuentan con sistemas de refrigeración y sirven, de algún modo, como lugares de protección o “refugio” para los ciudadanos ante las inclemencias y los efectos de las olas de calor. Lo que hasta el verano de 2003 era algo inusual en el país galo (utilizar sistemas de refrigeración) se comenzó a contemplar”. Este caso es, sin duda, una muestra de los cambios que se producen a lo largo del tiempo.

‘Disfrutar de aire acondicionado está al alcance de la mayor parte de ciudadanos’

Desde 2004 y según datos publicados por la Afec (Asociación de Fabricantes de Equipos de Aire Acondicionado), la venta de este tipo de aparatos para el sector doméstico superaba ampliamente el millón de equipos anuales. “Aunque en los últimos años y debido a la situación de crisis económica las ventas han descendido, podemos afirmar que la posibilidad de disfrutar de aire acondicionado doméstico está al alcance de la mayor parte de los ciudadanos, atendiendo al precio de los equipos”, opina Inmaculada Peiró, directora de Asefosam (Asociación de Empresarios de Fontanería, Saneamiento, Gas, Calefacción, Climatización, Mantenimiento, Electricidad y Afines de Madrid). Este año 2015, la venta de ventiladores y aparatos de aire acondicionado está batiendo todos los récords.

“En cualquier caso”, apunta Eduardo Perero, vicepresidente de la Aca, “nada garantiza que una mayor presencia de aparatos de aire acondicionado en las viviendas españolas esté reduciendo los niveles de desigualdad y vulnerabilidad”. “Es más”, continúa, “probablemente los hogares que no pueden permitirse tener aire acondicionado sean precisamente los más vulnerables y, por tanto, sigan en la misma situación que antes”.

Para Peiró, “la meteorología es también determinante para decidir si el aire acondicionado es un asunto de primera necesidad o un artículo de lujo”. “Si un año”, prosigue, “las temperaturas son suaves y el calor no aprieta, los usuarios no entienden que el aire es una necesidad. Si ocurre como este año, que tenemos unas semanas de calor asfixiante, el aire acondicionado pasa a ser un artículo de primera necesidad para poder disfrutar de unas mínimas condiciones de confort”.

‘La meteorología es también determinante para decidir si es una primera necesidad o artículo de lujo”

Con todo, y aunque el calor aprieta, también al bolsillo, las consecuencias sobre la salud de habitar en una vivienda a una temperatura inadecuada en invierno son más palpables y tienen efectos más constantes en términos de mortalidad prematura que los observados en la estación estival. Es decir, “sólo hay picos de mortalidad de verano en años muy cálidos y esos picos son más reducidos que los de invierno, que además sí se registran cada año, aunque lo hagan con mayor virulencia en temporadas frías”, concluyen desde la Aca.